LA OBEDIENCIA CIEGA A LA AUTORIDAD

Un amigo después de ver el siguiente vídeo, ha preguntado: ¿Cuando vaya al supermercado a comprar una cosa, y le pida amablemente 50 veces a una señora con el carro lleno si me deja pasar, y me diga que no... ¿Le puedo meter una paliza? No creo que esto lo hagamos ninguno Alex, porque nos sentiríamos responsables de ese comportamiento. Pero...¿Qué pasa en otros casos como este?


Cuando a finales de los años 60, Adolf Eichmann fue juzgado por los crímenes contra la humanidad cometidos durante el nazismo, mucha gente se preguntó como era posible que llegara a cometer tan terribles crímenes a personas inocentes ¿estaba loco?¿era un sádico? Sin embargo cada vez que le preguntaban sobre su comportamiento respondía lo mismo: "Cumplía órdenes".
Un psicólogo norteamericano, Stanley Milgram, tuvo curiosidad y comenzó a preguntarse si cualquiera de nosotros podría llegar a cometer torturas y crímenes solo por obedecer a la autoridad. El pensaba que no, y menos en norteamerica donde se le da importancia a valores como individualismo e independencia.
Diseñó para comprobarlo un experimento en el que se dijo a los sujetos experimentales que se iba a estudiar la relación entre castigo y aprendizaje (lo cual no era cierto) y que se asignaban aleatoriamente el papel de maestro y alumno (lo cual tampoco era cierto, el sujeto experimental siempre era el maestro y el alumno era un cómplice del experimentador). Se le dijo que iba a recitar una serie de palabras que el alumno tenia que memorizar y repetir y por cada fallo tenía que aplicar una descarga eléctrica que iría progresivamente subiendo en intensidad. El maestro vio como en otra sala sentaban en una silla al alumno y lo ataban con correas aplicándoles lo electrodos. Después, tenia que marcharse a otra sala con el experimentador donde ya no iba a ver al alumno, pero sí escucharlo.
Cuando el alumno comenzó a cometer errores comenzaron las descargas (que evidentemente eran ficticias) con una intensidad de 12 v, y el maestro escuchaba los lamentos. Las descargas se iban incrementando hasta llegar hasta los 300 y 450 v, y el maestro escuchaba los gritos aterrados, las suplicas e incluso al final los estertores de la muerte del sujeto que estaba en la otra habitación (que evidentemente eran una grabación). Cuando los gritos se incrementaban los sujetos que hacían de maestro mostraban nerviosismo, sudaban y decían de marcharse, pero el experimentador que estaba al lado con su bata blanca, lo presionaba sutilmente con frases como "no puedes abandonar" o "el experimento debe continuar". Y sucedía hasta que comenzaban los estertores de la muerte y dejaba de oírse al sujeto que hacía de alumno.
De todos los sujetos experimentales, ninguno abandonó el experimento, por el que cobraban 4 dólares.
La explicación que dio Milgram para que estos sujetos llegasen a torturar e incluso matar a los que hacían de alumnos fue la siguiente:
Los sujetos entraron en lo que el llamó "estado de agente". Estado que se caracteriza por que el individuo se ve a sí mismo como un agente ejecutivo de una autoridad que considera legitima. Cuando las personas entran en una estructura jerárquica, se dejan de ver como personas independientes, y cargan la responsabilidad de sus actos en aquellas personas que tienen el poder o el rango superior. La estructura social del experimento activaba una norma social que todos hemos aprendido desde niños: "debes obedecer a la autoridad legitimada" entre ellos los representantes de las comunidades científica, oficiales de mayor rango del ejercito, la policía.... y ni que decir tiene los representantes del gobierno. Esto tiene la capacidad de activar la norma y los individuos se creen los técnicos de un aparato pensante, donde ellos solo ejecutan.
En este caso, la frialdad ante el sufrimiento del alumno y la pasividad con la que el experimentador decía "el experimento tiene que continuar" "no tiene elección" etc, reforzaban la norma de obediencia a la autoridad, por un bien superior, la ciencia.
Además el hecho de haber obedecido en los primeros momentos (cuando la intensidad de la descarga era leve) les impulsa a seguir obedeciendo.
Existe también otro mecanismo psicológico preocupante que interviene que es pensar que la víctima se merece lo que le está pasando. Muchos de los sujetos que llegaron a aplicar los 450 v, al final criticaban al alumno diciendo que lo merecían por estúpidos. Pensar que la persona lo merece ayuda a reducir la disonancia entre el deseo de no hacer daño y la necesidad de obedecer. También es una forma de protegerse pensando erróneamente que el mundo es justo y cada uno tiene lo que se merece, de ese modo creen que a ellos no les pasaría puesto que no lo merecen. Además pensar esto, hace que el sujeto que sufre pase de ser un ser inocente a alguien que merece el maltrato.

Conclusiones similares sobre la obediencia a la autoridad se pueden extraer del experimento de Zimbardo en la prisión de Stanford, donde aleatoriamente se repartieron sujetos mentalmente sanos, en presos y guardias de prisión. Este tuvo que ser suspendido a los 6 días de los 15 que tenían previstos, por las vejaciones y malos tratos que los guardias daban a sus compañeros de experimento, los prisioneros, aunque solo había recibido la instrucción de "mantener el orden y hacer cumplir la ley".

Esto nos tiene que servir de reflexión para tener claro, tanto los que dan las órdenes, como quienes las reciben que la obediencia ciega a la autoridad, nos puede llevar a la más absoluta deshumanización y a las mayores atrocidades.


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